Esta es una palabra
muy sugerente que no deja a nadie indiferente, cuando la escuchamos,
inmediatamente nos trasladamos al paraíso soñado. A un remoto lugar que se nos
antoja inalcanzable pero que sin embargo nos invita a descubrirlo. Nos trae la
visión de preciosas playas de arena dorada y aguas cristalinas de color verde
azulado, escarchadas de blanca espuma. Que al
sumergimos en su increíble belleza nos expande el corazón y nos llena de
alegría.
Pero Hawaii no es sólo un paisaje de impactante belleza, es un lejano recuerdo en el corazón que sin embargo, sigue vivo en la actualidad. Es la certeza de nuestra verdadera identidad espiritual que se despierta y palpita en nuestro interior para recordarnos quién somos, de dónde venimos y porque estamos aquí.
Al reconocer nuestro verdadero origen, sin saber porque, nos sentimos en paz.
Estas islas son los vestigios de un continente olvidado, la tierra de Mu, que se hundió en el mar Pacífico después del cataclismo que cambió la faz de la tierra hace más de doce mil años.
Algunos lugares de estas islas, todavía conservan en la actualidad la elevada frecuencia de energía telúrica anterior al hundimiento, un paraíso de exuberante belleza en el que vivíamos en paz, sin más leyes que las del espíritu, sin más autoridad que la de la propia divinidad, sin propiedad, discriminación ni abusos de ningún tipo.
Hawaii nos trae el recuerdo de nuestra inmortalidad y del poder que tenemos de vivir en paz, alegría y hermandad. Porque ya lo hemos vivido y sabemos que es posible. Y este conocimiento nos inspira y enpodera para crear la vida y el mundo en el que queremos vivir, unidos, amándonos, apoyándonos y disfrutando juntos de plena felicidad.
Hawaii se encuentra en todas partes cuando los seres humanos despertamos a nuestra verdadera identidad y nos dejamos guiar por nuestra sabiduría interior.
Hawaii es un lugar que se encuentra en tu corazón.
Aloha
Dra. Mª Carmen
Martínez Tomás